A Mertxe no le ha quedado más remedio que montar el numerito de la “jaqueca” para conseguir que su familia se vaya fuera de casa y ¡al fin! quedarse un rato sola.

A partir de un libro que ha caído en sus manos, se pregunta cómo es que teniendo una casa en propiedad, ella no tiene “una habitación propia”.

Ni siquiera su cama es del todo suya…